En la sociedad actual, la alineación de los valores individuales con los de la empresa se ha convertido en uno de los principales factores a tener en cuenta por los profesionales a la hora de buscar un empleo. Este hecho ha llevado a muchas organizaciones a convertir su lado más humano, el cual imprimen en su cultura corporativa, en un estandarte para atraer a los mejores candidatos.
La evolución del proceso de selección
Esta cultura corporativa se fundamenta en una serie de valores y normas que dictan el comportamiento de la organización y de todas las personas que forman parte de ella. Estas reglas, que conforman un marco ético, deben definir la relación de la empresa con sus stakeholders y el medio en el que realiza sus actividades.
Antes, el proceso de selección era mucho más unidireccional, pues, generalmente, eran las empresas las que tenían poder de decisión para elegir a los candidatos idóneos para cada trabajo. Ahora, en un mercado repleto de profesionales, en muchos casos sobre cualificados, en el que la ética y los valores están en auge, las personas esperan encontrar una empresa que comparta su misma misión, visión, ética y moral. Por ello, muchos de los candidatos más preparados se sienten con el poder de elegir entre una amplísima y creciente variedad de organizaciones o proyectos, basándose en sus oportunidades de desarrollo profesional y en sus valores, una combinación que realmente es un reclamo para el talento, al cual, además de atraerlo, hay que fidelizarlo.
Una lucha constante por la mejor propuesta de valor corporativa
En un entorno altamente competitivo, las empresas están incrementando sus esfuerzos para construir la mejor propuesta de valor para los trabajadores, centrándose en desarrollar una cultura corporativa fuerte a la vez que comprometida con el bienestar de sus plantillas y la comunidad. Las organizaciones se baten con el fin de ser realmente atractivas y situarse como la preferencia de los mejores profesionales.
Muchas empresas llevan años centrándose en aspectos como la sostenibilidad o los fines sociales, pues siempre existirán aplicantes que desean sentir que contribuyen a sus causas desde sus lugares de trabajo. Sin embargo, estos temas únicamente resultan atractivos para un porcentaje de los trabajadores.
Enfoque en la cultura laboral y el desarrollo de unos profesionales cada vez más exigentes
Aspectos como el desarrollo profesional y la cultura laboral son en los que las empresas deberían centrarse para atraer talento, convirtiéndolos en pilares fundamentales de sus políticas corporativas. Cada vez más organizaciones se centrarán en la denominada ética del management, enfocada en potenciar la marca empleadora y la propuesta de valor al empleado, a través de estrategias como la motivación o la búsqueda del compromiso de los trabajadores con la empresa. Por ello, las estrategias de imagen de marca como buen lugar para trabajar están adquiriendo una importancia inusitada para las empresas. La cuestión reside en saber realizar una alineación entre los valores corporativos y la ética de los profesionales actuales, cada vez más exigentes. Por ello, las organizaciones están multiplicando sus acciones de comunicación para dar a conocer una experiencia del trabajo atractiva, llena de ventajas y beneficios, en concordancia con ciertos valores, y con la intención no solo de promover la ética en el trabajo, sino también de atraer y fidelizar el talento.
El éxito como marca empleadora traducido a la cuenta de resultados
Desarrollar una cultura corporativa basada en crear y comunicar grandes oportunidades de desarrollo profesional, valores y excelentes condiciones de trabajo, permite a las empresas convertirse en la opción más atractiva para los potenciales candidatos, lo que permite elegir entre los mejores talentos del mercado laboral. Además, estos trabajadores, habiendo elegido su empresa mediante estos criterios, no dudarán en comprometerse con la organización, lo que se transformará en valor añadido a los productos o servicios de la empresa.
No cabe duda de que esta tendencia, basada en comunicar el atractivo del entorno laboral y los beneficios inherentes al mismo, no dejará de crecer. Además, ofrecer un trabajo atractivo a la vez que satisfactorio no solo resulta magnético para los trabajadores más competentes, también atrae beneficios y accionistas. Las empresas se enfrentan a un reto sin igual, pues deben marcar la diferencia en un entorno en el que, tanto las organizaciones como los profesionales, cada vez son más competitivos.
En resumen, la alineación de valores individuales y empresariales se ha convertido en un factor crucial en la búsqueda de empleo. Las empresas que deseen atraer y fidelizar al mejor talento deben desarrollar una cultura corporativa fuerte y atractiva, basada en el desarrollo profesional, la ética y el bienestar de sus trabajadores.
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